El arte de la simplicidad: Fernando Pozuelo y la nueva vida del jardín minimalista
En una época dominada por la prisa y la saturación de estímulos, el silencio se convierte en un lujo y lo esencial, en un refugio. El paisajismo minimalista ha dejado de ser una moda estética para consolidarse como una filosofía vital, casi una resistencia frente al vértigo urbano. Para Fernando Pozuelo y su estudio FERNANDO POZUELO Unique Landscapes, el jardín no es un mero decorado verde: es una herramienta de transformación interior, un espacio de introspección y equilibrio.
El jardín como espejo del alma
Pozuelo, fundador y alma de este taller de paisajes, defiende una visión humanista del diseño. No se trata solo de organizar árboles, agua o piedras en una composición bella. Se trata de crear un territorio íntimo que prolongue la identidad de quien lo habita. “Un jardín minimalista no es vacío, es síntesis”, explica. “Es como una gota de agua en el desierto: parece aislada, pero está unida a todo. Y nosotros también lo estamos. El jardín nos lo recuerda”.
Ese principio se traduce en un trabajo de precisión. La vegetación se elige con criterio, no con exuberancia: especies que aportan estructura, ritmo y coherencia cromática. La piedra, la madera o el agua no se colocan como ornamentos, sino como símbolos discretos que cumplen funciones prácticas y emocionales. Los colores permanecen en gamas neutras, dejando que la luz y las sombras sean las verdaderas protagonistas. El resultado es un paisaje limpio, sereno, con una belleza contenida que invita a la calma.
Minimalismo práctico y sostenible
El minimalismo, recuerda Pozuelo, no es solo un lenguaje visual. También es sostenibilidad. Sus jardines piden menos: menos agua, menos mantenimiento, menos artificio. Están diseñados para evolucionar con el tiempo y adaptarse al ritmo del lugar. Por eso funcionan tanto en un patio urbano como en una terraza reducida: claridad espacial y ligereza son los cimientos de su bienestar.
Papilio y Golf y Calma: dos jardines, dos maneras de respirar
Entre los proyectos más representativos del estudio destacan Papilio y Golf y Calma, dos escenarios muy distintos unidos por la misma filosofía.
Papilio —mariposa en latín— evoca ligereza y equilibrio. La vegetación se ordena en bloques sutiles, casi imperceptibles, que guían la transición entre zonas. El espacio combina líneas rectas y formas orgánicas, mientras los colores cálidos del melocotón en la piscina, el marrón de la tarima y la laca roja de ciertos elementos arquitectónicos trazan un diálogo silencioso con la naturaleza.
En Golf y Calma, el reto era dialogar con un campo de golf abierto al horizonte. Aquí, la contención se convierte en geometría pura: líneas limpias que ordenan el espacio y permiten respirar. La vegetación, dispuesta en masas verdes densas, sirve de contrapeso al paisaje abierto. El agua aparece con discreción, sin estridencias, como un hilo conductor. Todo el conjunto transmite una pausa: la sensación de equilibrio entre el interior y el exterior, entre el orden humano y la amplitud natural.
Inspiraciones que viajan de Kioto a Tulum
Pozuelo no esconde sus fuentes de inspiración. El templo Ryoan-ji, en Kioto, con su jardín seco de rocas y grava, es para él la síntesis máxima: contemplación sin distracciones. El Museo Teshima Art, en la isla japonesa de Teshima, funde arquitectura y paisaje en una curva sin ángulos donde el silencio se convierte en materia. Y el Museo SFER IK, en Tulum, México, demuestra que los materiales orgánicos, usados con respeto, generan experiencias sensoriales profundas sin necesidad de artificios grandilocuentes.
El vacío como materia prima
¿Cómo trasladar esa filosofía a un jardín propio? Pozuelo recomienda tres claves: simplificar —menos especies, menos ruido, materiales nobles—; escuchar el lugar —su historia, sus luces, sus ritmos—; y dar valor al vacío, respetarlo como parte esencial del paisaje.
“El minimalismo se encuentra en todas partes”, afirma. “Lo vemos en la arquitectura, en la pintura, en la escultura… y en la naturaleza misma. Una playa desierta, un tronco seco en mitad de un campo yermo, una duna en el desierto. Son paisajes esenciales, sin adornos. Esa es la inspiración verdadera”.
Más que diseño, una actitud vital
Al final, su propuesta va más allá de la estética. Es una forma de estar en el mundo. “El camino de todo ser humano, lo sepa o no, es llegar a un punto de conexión con el todo. Cada jardín que creamos es un instrumento para acompañar ese trayecto, una invitación a la calma. Porque cuando eliminamos lo superfluo, aparece la verdadera belleza”, concluye Pozuelo.
El legado del estudio
Con una trayectoria respaldada por premios y proyectos emblemáticos, FERNANDO POZUELO Unique Landscapes se ha consolidado como un referente en el diseño de paisajes emocionales que fusionan arte, sostenibilidad e innovación. Sus jardines no solo cumplen los sueños de sus clientes: buscan dejar un testigo vivo, un legado que sobreviva en el tiempo y recuerde que, en medio del ruido, lo esencial siempre resiste.
Premios nacionales e internacionales:
2024 Gold Winner en el Muse Design Awards y, también, en el London Design Awards por el proyecto "Jardín Roma". Primer Premio de Oro en los Global Future Awards.
2023 Platinum Winner en Muse Design Awards en Iron A’Design Award & Competition por “El Jardín de las Alianzas”.
2020 Best Design Spain Distinción Oro en categoría A’Landscape Planning and Garden Design por el "Ryad Private Garden" en los A’Design Awards. Puesto 14 en el prestigioso Design Classifications, logrando la mejor posición ocupada por un español en la categoría de Landscape Planning.
2017 Medalla de Oro de la Asociación Europea de Competitividad y Desarrollo, por su influencia