La Crítica de Ana M. Serrano: El tiempo de las fieras, una trama negra de poder y corrupción de Víctor del Árbol
Un atropello con fuga (pura rutina policial) y un terrible suceso en una fábrica bastan para desbaratar el sosiego de una isla tan apacible como Lanzarote. Bastan estas dos mismas premisas en principio inconexas para que Víctor del Árbol urda una nueva trama negra en la que el poder y la corrupción arrojan a los protagonistas a un laberinto de intereses económicos, venganzas personales y ambiciones desmedidas.
El escritor barcelonés regresa al género policial con El tiempo de las fieras (Destino, septiembre 2024). Y con las fieras y Del Árbol regresan los asesinatos y la crueldad, los sicarios, el inspector Leal, la ex inspectora Virginia Ortiz y el Gordo Soria. También Clara Fité. Ninguno de ellos se asemeja a los policías y la periodista que fueron tres años antes. Tan solo el subcomisario Soria, relegado al destierro, se aferra a la esperanza de pasar sin pena ni gloria los últimos años de su carrera, volver a su tierra y seguir con sus dioramas de la Primera Guerra Mundial. Los demás están rotos. Se hicieron trizas después de la traumática experiencia vivida en 2005 en Nadie en esta tierra.
Pese a las constantes alusiones a la novela previa, la obra actual se lee sin problemas de manera independiente. Tampoco se trata de una saga policial. Ni siquiera existe un protagonista definido —se trata más bien de una novela coral—. Tal vez Soria, en ocasiones, prevalece sobre el resto gracias a su rectitud, profesionalidad e intuición. El antihéroe, inmune a la ambición, mantiene a raya a ese elenco de depredadores dispuestos a devorar cuanto encuentran a su paso. El pasado se alza como un personaje más, pues la mayor parte de las acciones presentes son consecuencia de decisiones antiguas, secretos infames y podredumbre de toda índole.
La historia comienza con el atropello de Vesna Gujic, una joven de diecinueve años, en una carretera desierta de Lanzarote. El incidente desencadena una investigación ligada a una compleja trama de crimen y poder que se extiende por varios países. La venganza, la codicia y los intereses económicos mueven las piezas de un juego a contrarreloj, en el que cada segundo es vital para mantenerse en el tablero.
El tiempo de las fieras no es solo una novela de intriga, sino también una reflexión sobre la sociedad en la que vivimos. Del Árbol utiliza la trama para explorar la corrupción, la desigualdad y la violencia, pintando un panorama sombrío pero realista de un mundo dominado por los poderosos. No en vano se desarrolla durante la primavera del 2008, poco antes de la gran crisis financiera global provocada por la quiebra de Lehman Brothers, cuando «las decisiones de unos cuantos llevaron a la miseria a millones de personas».
Pese a la atmósfera de tensión y el contexto social fácilmente reconocible, Víctor del Árbol no deja oír su voz —al menos, no se percibe tan cristalina como en Un millón de gotas o Antes de los días terribles—. Sí mantiene su estilo narrativo característico: entornos asfixiantes, situaciones límite, cambios de ritmo, formidables saltos temporales. Su prosa ágil y precisa conecta escenarios lejanos (Lanzarote, Barcelona, México, Venezuela, los Balcanes) al transcurso de los hechos y personajes, desvelando poco a poco sus motivos, sus carencias, sus caracteres, al tiempo que transmite emociones intensas e imágenes nítidas en la mente del lector. Remueve la dureza de muchas de las escenas, la impasibilidad (el disfrute, incluso) de algunos ante el mal y el sufrimiento ajeno. Porque, como afirma el propio autor, «aquí estamos hablando de una cacería humana y de fieras de verdad»