Clínica Azalea Solidaria - Campaña quirúrgica de la Dra. Martínez Iturriaga en Kinshasa
Como cada año, la doctora Martínez Iturriaga se prepara para una nueva campaña quirúrgica en un país de África. Este año será en el Hospital de Lisungui en Kinshasa, República Democrática del Congo. Allí trabaja Ana Gutiérrez, doctora y religiosa de las misiones Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, original de Puente Viesgo, Cantabria.
Ana ya ha preparado con mucho esfuerzo la campaña, seleccionando los pacientes que serán intervenidos por la Dra. María Teresa Martínez Iturriaga, cirujana maxilofacial, directora de la unidad de Cirugía Maxilofacial-Craneofacial del Hospital San Rafael y directora de la Clínica Azalea Medical Esthetics en La Moraleja.
La Moraleja Magazine.- ¿Cómo se desarrolla una campaña quirúrgica en un país de África?
Teresa Martínez Iturriaga.- Para poder realizar una campaña quirúrgica es necesario que un médico local del hospital que nos recibe haga una selección de los pacientes que pueden beneficiarse de nuestra especialidad, prepare los estudios preoperatorios, los medios posibles tanto humanos como técnicos y se haga cargo del seguimiento de los pacientes una vez volvemos a España después de la campaña.
Cuando llegamos, el primer día lo pasamos revisando a estos pacientes y más que suelen llegar de lugares muy recónditos; preparamos el plan quirúrgico de la semana y el quirófano, ordenamos el instrumental y toda la medicación que traemos, revisamos los medios técnicos de los que disponemos y dejamos todo preparado para empezar al día siguiente a operar.
El resto de los días son jornadas quirúrgicas muy largas hasta el día antes de nuestra partida, que lo dejamos sin quirófano para revisar las intervenciones y dar las indicaciones necesarias a los médicos locales para que se hagan las curas y las revisiones pertinentes.
LMM.- ¿Qué dificultades os encontráis durante las campañas?
TMI.- Es habitual que aparezcan más pacientes de los planificados y tengamos que incluirlos en el parte quirúrgico como podamos; a veces tenemos que decir que no, y eso es muy duro. Tanto la electricidad como el agua son bienes escasos y que pueden fallar en medio de una cirugía, por lo que tenemos que estar preparados para continuar de forma autónoma en caso de que esto suceda.
LMM.- ¿Cuál es la situación más dura a la que te has enfrentado en África?
TMI.- A veces tenemos que decir que no a casos que en España podríamos curar, pero en África es imposible por la ausencia de UCI o de medios técnicos adecuados. Esto me resultó muy duro en mis primeras campañas, quería traerme a todos los niños a España a operar, pero es imposible. La clave me la dio una monja cirujana italiana en un hospital de Togo, me dijo: “No hacemos milagros, hacemos lo que podemos, alégrate por los que curas”.
En otra ocasión, en el último día de campaña, agotados por todos los días previos, llegó una madre con su bebé afectado de labio leporino, la habían echado de su casa y de su poblado pensando que ese niño venía endemoniado por la malformación, llevaba días caminando sola por los caminos hasta que llegó al hospital exhausta. No teníamos tiempo, pero decidimos operar hasta la madrugada para tratar al pequeño.
Me acuerdo muchas veces de ella, pienso en lo que me preocupa aquí y me digo que es una suerte tener solo problemas de primer mundo.
LMM.- ¿A qué tipo de hospitales vais en África?
TMI.- Acudimos a hospitales de misioneros españoles, fundamentalmente de los hermanos de San Juan de Dios, pero también de otras órdenes religiosas que nos conocen y necesitan que vayamos, como es en esta ocasión en Kinshasa.
Quiero resaltar la increíble labor de los religiosos misioneros en el plano de la educación y de la salud en África. Nosotros estamos diez días y nos volvemos a nuestras comodidades, pero ellos viven a diario una realidad muy difícil de gestionar con increíble fuerza de voluntad, ilusión y esfuerzo. Para mí son una gran fuente de inspiración y un ejemplo que trato de imitar en mi día a día.
LMM.- ¿Cómo os podemos ayudar en estas campañas?
TMI.- Siempre digo que no es necesario ir a África para poder ayudar, basta con mirar a quien tienes al lado, tu vecino, tu compañero de trabajo, tu empleada del hogar o tu hermano. El voluntariado es una forma de evolucionar como ser humano, te ayuda a descentrarte de tus problemas y te permite ver el bosque. A menudo veo en el hospital o en la clínica pacientes con lo que llamo “champagne problems”, y les recomiendo hacer voluntariado en vez de un antidepresivo o una pastilla para dormir.
Pero la realidad es que en estos hospitales hacen falta medios técnicos, adquirir tecnología, reparar aparatos, comprar medicación, etc. Yo recomiendo a todo aquel que quiera ayudar en estas campañas hacer un ingreso en la cuenta de la Congregación Las Esclavas con el concepto de “Campaña Congo”. Todo lo recibido será invertido íntegramente, sin ningún tipo de intermediarios, en las necesidades del hospital y de los pacientes. IBAN: ES06 0049 5379 2029 16071327
LMM.- ¿Habéis escrito un atlas de patología quirúrgica en el medio africano?
TMI.- Hay mucha bibliografía sobre enfermedades infecciosas en África pero nadie había escrito sobre la patología quirúrgica en este país. Un grupo de cirujanos nos juntamos y escribimos un atlas con fotos sobre lo más habitual que encontramos en las campañas quirúrgicas en el medio africano. Nos ha sorprendido la acogida entre cooperantes y cirujanos locales ya que es muy útil para saber qué te puedes encontrar.
Quiero agradecer también al resto del equipo de cirujanos, doctores Emilio Terol y Fernando Rivilla, con los que he compartido y aprendido mucho en las campañas. Ana Gutiérrez, además, creó la primera unidad de cuidados paliativos en África y va tratando de paliar el dolor con morfina a aquellos que se encuentran con enfermedades muy avanzadas, para que tengan algo de dignidad en sus últimos días. En ocasiones tienen que desplazarse a lugares complicados de acceso, hay que cambiar las ruedas del coche a veces, o se estropea y hay que arreglarlo, y todo esto cuesta dinero. Se crea una cadena de solidaridad, porque el que no puede ir pero puede aportar ya está poniendo una parte de su voluntad en la mejora de la vida de estos pacientes